¿Por qué haces lo que haces?
- Gabriela Rosas
- 24 ene
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 4 mar
En serio, ¿por qué? Yo llevo rato haciéndome esta pregunta y, si soy honesta, paso bastante tiempo tratando de entender cómo llegamos a ser quienes somos.
En una de esas sesiones filosóficas conmigo misma, me puse a reflexionar sobre el papelazo que juega el lenguaje. El lenguaje tiene un poder “generativo” increíble. Es como el director de orquesta de tu vida: lo que dices sobre una situación es lo que le da forma.
Por ejemplo, ¿te has preguntado por qué haces lo que haces? ¿O por qué actúas como actúas? O mejor aún, ¿por qué no haces lo que no haces?
Bueno, déjame decirte algo que escuché hace tiempo: “El contexto es decisivo”. Esto quiere decir que, dependiendo del juicio que tengas sobre una experiencia, eso será definitorio para las acciones o no acciones que tomes al respecto y, por lo tanto, para los resultados que obtengas.
Es una fórmula muy sencilla:
Contexto o Juicios = Acciones = Resultados
En resumen, lo que dices (y lo que otros dicen que compras sin cuestionar) define cómo ves las cosas, qué haces, y al final, cómo te va. Humberto Maturana, uno de los jefes de jefes del tema, dijo: “Todo lo que decimos, lo decimos desde el lenguaje y en el lenguaje.” Básicamente: tus palabras son la llave maestra que definen como vives tu vida.
Pero espera, hay más: los juicios o contextos pueden venir de dos fuentes.
1. Los tuyos. Sí, esos que inventas cuando te miras al espejo y piensas: “Soy buenisimo o malísimo para X o Y.”
2. Los heredados. Esos que te transmitieron tus papás, tus jefes, las redes.
Un ejemplo para que no te pierdas:
Imagínate en una junta, y el líder del equipo dice cosas como:
• “Este proyecto está súper complicado; no sé si lo terminemos a tiempo.”
• “No quiero errores, así que revisen todo mil veces porque no confío en que salga bien.”
¿Qué contexto crees que eso crea? Exacto: desconfianza, inseguridad y un poquito de ganas de llorar. En este escenario, lo más probable es que tú y tu equipo actúen con miedo. Y actuar con miedo lleva a cometer errores, a dudar de todo y, básicamente, a hacer más grande el problema.
Ahora imagina que ese mismo líder cambia el chip y dice:
• “Confío en ustedes, y sé que podemos aprender de cualquier error para mejorar.”
• “Somos un equipo talentoso, y este proyecto lo vamos a sacar adelante.”
¿Qué cambia? Todo. Ese nuevo lenguaje genera un contexto de confianza, colaboración y posibilidades. Y desde ahí, tú y tu equipo actúan con seguridad, se ponen creativos y encuentran soluciones. ¿Ves la magia?
Entonces… ¿qué onda con tus contextos?
Aquí tienes una lista rápida para que hagas tu propia inspección de juicios. Respira profundo y fíjate qué frases recurrentes aparecen en estas áreas:
1. Tu equipo de trabajo: ¿Qué dices tú, tu jefe o tu equipo?
2. Tu relación de pareja: ¿Qué opinas de tu pareja o del amor en general?
3. Hacer ejercicio: ¿Lo haces o no lo haces? ¿Qué historia te cuentas al respecto?
4. Tu país y su gobierno: Este es el rey de los juicios. ¿Qué verdades has comprado aquí?
¿Terminaste? Ahora, revisa las acciones que nacen de esos contextos. ¿Tienen sentido? ¿Te están ayudando o frenando?
¿Ves ahora por qué tú (y todos los demás) hacemos lo que hacemos… o por qué no hacemos lo que no hacemos?
Déjame tus comentarios. 😄

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